Sin víctimas, mejor noticia tras huracán Dean en México

Sin víctimas, mejor noticia tras huracán Dean en México
Julio Fumero
México, 23 ago (PL) El saldo blanco, o ausencia de víctimas, es la mejor noticia acogida hoy por los mexicanos tras el golpe del poderoso huracán Dean, degradado al final hasta tormenta tropical.
Mucha destrucción dejó a su paso ese fenómeno meteorológico por la península de Yucatán, donde primero impactó con una fuerza descomunal de 260 kilómetros por hora sostenidos y ráfagas superiores a los 300.
Viviendas humildes construidas con materiales frágiles, cosechas vitales, árboles, carreteras, edificaciones para el turismo y otra infraestructura sufrieron las consecuencias de ese meteoro, uno de los más fuertes padecidos por este país.
Zonas de los estados de Quintana Roo, por donde entró con toda su impetuosidad, Campeche y Yucatán resistieron con estoicidad sus embates, pero no pudieron evitar los estragos, que para muchas familias significó la pérdida total, literalmente.
Dean atravesó la península y fue debilitándose, respecto a su fortaleza de categoría máxima (5) en la escala Saffir Simpson alcanzada en el Mar Caribe, pero siguió siendo sumamente peligroso, por las abundantes lluvias acompañantes y vientos huracanados.
Salió al Golfo de México y volvió a ganar en intensidad, ligeramente es cierto, pero con el poderío suficiente como para alarmar a Veracruz y Tamaulipas, en la costa este mexicana.
Por el primero de esos territorios penetró nuevamente en tierra, cerca del puerto de Tuxpan, y comenzó a azotar, con Guanajuato, Querétaro, Puebla e Hidalgo también en su zona de influencia.
Esta, incluso, llegó al Valle de México, y sólo poco más de 100 kilómetros la separó de la capital de la República, donde por más de 12 horas cayeron copiosas lluvias, aunque la imponente Sierra Madre se interpuso en su camino para debilitarlo aún más.
Ahora resta cuantificar los daños en toda su magnitud e iniciar las labores de reconstrucción, que para muchos pueden ser por sus propios medios, de no cumplirse las promesas de la máxima dirección del país.